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¿Roble o bambú?

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Hoy dos de las competencias más buscadas en los profesionales son la flexibilidad y la adaptabilidad, ambas relacionadas entre sí y teniendo como gran paraguas al cambio.  La flexibilidad, relacionada con el ánimo, la tolerancia, y el aceptar nuevas ideas, hechos o situaciones distintas a las que planeamos.  La adaptabilidad, muy unida a la flexibilidad, representa el aceptar 100% la situación actual.  Adaptarse implica dejar algo de lo que uno es, o a lo que se está acostumbrado para ser alguien distinto. Quizás en este tipo de situación influye la voluntad, la tolerancia también, y la inteligencia para desprenderse de beneficios que ya no se tienen por obligaciones nuevas o distintas que asumir.

Pasar por cambios, sean estos personales o profesionales no es tarea fácil.  Hay todo un proceso personal que involucra miedos e incertidumbre entre otros tantos factores,  sin embargo la flexibilidad y la adaptación son muy necesarias y oportunas en un mundo en constante cambio.

Charles Darwin lo dijo claramente: “No es el más fuerte ni el más inteligente el que sobrevive, sino aquel que más se adapta a los cambios.”   Hoy éstos se dan a una velocidad mucho mayor de la que conocieron nuestros padres o abuelos.  El cambio vive con nosotros y es más importante que nunca responder con creatividad y apertura a los retos para así estar preparados y tomar las oportunidades que se nos presenten.  Cuando nos empujamos intencionalmente a salir de nuestra zona cómoda, crecemos.  Hoy requerimos reinventarnos todo el tiempo, y esto implica crecer y transformarnos, y de alguna manera convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos.  Esto aplica a cualquier nivel de una organización y a cada uno de nosotros en nuestra vida personal.

¿Qué tal te va en este aspecto?  ¿Eres capaz de adaptarte a los cambios o te cuesta demasiado?

De acuerdo a diversas investigaciones, el proceso de cambio sucede en cinco etapas.  Tal vez el conocerlas te puede ayudar a identificar dónde estás hoy y qué requieres hacer para continuar el proceso de adaptación.

1.     Negación total: Etapa donde el miedo, ansiedad y sensación de falta de control se apoderan de la persona o el equipo.  La sensación de inseguridad e inestabilidad provoca una reacción de negación que no permite reconocer las posibilidades de crecimiento que se tiene.

2.     Defensa propia: La persona aún se aferra a sus ideas, sin embargo comienza a visualizar algunas pequeñas ventajas, lo cual lo mueve a la siguiente etapa:

3.     La valoración:  En esta etapa se valora todo lo que se hace y comienza a nacer un estado de colaboración y participación.

4.     La aceptación: Se acepta la nueva situación como irremediable, no hay vuelta atrás, sin embargo aparecen habilidades y soluciones que en las etapas anteriores no se podían dar.

5.     La adaptación:  Etapa final, la organización o persona ha asimilado por completo esta nueva situación, generándose un beneficio para todos los involucrados.

Dice un cuento chino que el bambú, con su gran flexibilidad soporta toda tormenta, se mueve y dobla en armonía hacia donde los vientos se dirijan; y el roble, como es tan duro, está tan estático que en vez de doblarse se quiebra, trata de resistir, de imponerse ante la tormenta, hasta que tarde o temprano cede.

Pasada la tormenta, el único que queda de pie es el bambú, delgado y flexible, listo para soportar otra tempestad.

¿Qué decides ser, roble o bambu?

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